Mis queridas piñonas, en esta horriblemente helada noche de invierno, tapada hasta los ojos y ataviada con pijama de polar aquí en la Región de la Araucanía, les traigo una reseña de un producto muy elegante y sofisticado que si
no fuera porque la diosa Fortuna me sonrió con todos sus dientes jamás esta humilde servidora de
ustedes habría sido capaz de tener. Les hablo del rubor “Crème de Blush” de la marca
francesa Yves Saint Laurent, firma de moda y belleza que tiene una enorme y magnífica presencia en el mundo. ¿Cómo llegué yo (¡yo poh!) a tener un producto así de
aristocrático en mi poder? Bueno, mas o menos en abril (he tenido que corregir
tantas cosas que ya he perdido la noción espacio tiempo de mi línea temporal)
sapamente caché que un maquillador llamado Manuel Guerrero al que seguía en
Instagram (consulté su página y sale que fue el 29 de marzo, gracias tío Google)
hizo un concurso donde sólo había que comentar para ganarse un fabuloso
colorete de Yves Saint Laurent (se pronuncia francesamente Ibs Saan Logan). Yo, como soy metiche, puse mi nombre sin ninguna
esperanza y de pura piante que soy, después me olvidé del asunto. En la tarde abro mi instagram y me
estaba esperando esta tremenda sorpresa:
No se imaginan mi felicidad, lo más que había ganado fue una
vez el año pasado cuando me gané un set de productos Natura en una rifa (casi
todos de Acaí, que es precisamente la única línea que no me gusta de esa marca) así
que no pude más que correr en círculos, mover mi cola imaginaria y dar saltitos
de alegría. De inmediato me puse en contacto con Manuel, quien me escribió
altiro de vuelta, le di mi dirección y me mandó por pagar el paquetito con mi fino y elegante rubor. Como me mandó el número de tracking, apenas llegó a Lo Temuco lo fui
a buscar a Tur Bus, aunque tuve que pagar 3.490 por este, eso no fue nada
comparado con su verdadero precio, que bordea las 25 lucas en París o
Falabella, o sea, Oh My God!
Viene en una cajita dorada con el logo de la marca, el
tradicional YSL entrelazado hacia abajo. Personalmente la encontré súper
bonita. Luego al abrirla, venía dentro un envase cuadrado de tapita dorada con
el mismo logo, al abrirlo casi me fui de poto de espalda porque el color
era extremadamente chillón, un fucsia maraco intenso brillantísimo llamado "Fuchsia Temptation" el
cual de inmediato me llevó a Los Alpes a la cabaña del abuelo, y a las praderas
donde se cuidan las cabras cuando pastan. O sea, obvio, altiro pensé que me iba
a poner como Heidi y sus cachetitos rojos gracias al frío de las montañas y a Pedrito 1313.
Pero no queridas piñonas, no pasa nada de eso con este
fantabuloso crème de blush (se pronuncia gaaam
da bloosh). Trae 5,5 gramos de una crema de un intenso color fucsia, aunque
hay varias otras tonalidades, yo uso esta porque es la que me gané no más. Esa es una
de las mejores características, ya que es una crema en el envase, pero se
transforma en polvo cuando uno se lo aplica en la cara. Yo me lo echo con los
dedos o con una brocha de rubores que tengo y me gusta mucho la sensación
aterciopelada que provee, se siente muy rico y lo mejor es que bien difuminado
no se ve para nada heidinesco, más bien da un tono como de frescura e
inocencia, como el sonrojo de una doncella virginal que por primera vez ve una
película porno interracial en el espacio (yo igual quiero leer The
Time Hump Chronicles de Suzanne “Crazy Eyes” Warren).
Como tengo la cara redonda, me lo aplico en las manzanitas
(hay que sonreír para que salgan, ojalá pensando en maldades) y difumino hacia
las sienes. Aquí les muestro el cambio que se genera en mi rostro cuando lo
llevo puesto.
Últimamente lo he usado bastante, sobre todo para sentirme
muy elegante, pero igual debo admitir que a pesar de su bello envase y su cuica marca de gama alta, no le encuentro mayor sentido a gastar casi 25
lucas en un solo producto, sobre todo porque tengo un rubor de un color muy
parecido de Petrizzio y haciendo la comparación, el colorete nacional no se
queda atrás, siendo que me costó sólo $1.990 en Preunic. Obviamente que no se
comparan en el packaging y que su novedosa textura crema a polvo es realmente
espectacular, pero duran lo mismo puesto en el rostro y el color que brindan es
bastante parecido, ya que ambos son bastante pigmentados. Otra gracia que le
encontré al gaaam da bloosh es que se
puede trabajar por capas, o sea, se puede obtener un resultado muy natural
hasta un color mucho más intenso, y todo depende de cuanto uno se aplique.
¿Lo compraría de nuevo cuando se me acabe? No. Es demasiado caro
para mi presupuesto y además como ya les conté obtengo un resultado muy
parecido con el otro rubor Petrizzio, obvio que no es lo mismo y tampoco es igual, pero por eso igual lo cuido bastante a mi francesito y aún me queda para rato. Creo que lo compraría
nuevamente cuando me encuentre con un duende al final del arcoíris que acceda a
regalarme su olla con oro, antes no.
Aún así, me siento muy feliz con habérmelo
ganado y su resultado me gusta bastante, ya que como producto Made
in France que es, su calidad y acabado es exquisita. Se lo recomiendo a las que les
gusten este tipo de texturas tan especiales y que obvio, tengan las lucas suficientes para
invertirlas en el. Yo de primera igual me sentía rara con algo tan
caro y hasta temía tocarlo mucho con mis porcinas pezuñas de fémina marginal,
pero ahora lo uso sin remordimientos de ninguna clase, me asusta, pero me
gusta.
¿Cuál es su experiencia con los productos de "gama alta"?
¿Creen que soy muy flaite para usar productos Yves Saint Laurent?
Un abrazo para todas y espero que les haya gustado mi reseña :)